No puede dejar de sentirse sola. Él está a su lado, sin embargo su tacto es frío, cada vez más gélido. Como un hierro incandescente que ha sido sometido a la temperatura del hielo y que cada vez desprende menos calor.
Ella solo puede esperar a que él se enfríe del todo y deje de envolverla con su halo de calor para la llegada de la agónica muerte.
Le mira en silencio: él ríe y sonríe; él afirma y corrobora. Le mira en silencio… Tanta vida… Tanto que se aleja irremediablemente.
No puede evitar notar la acidez amarga de las lágrimas asomando por sus cuencas; los ojos achinándose y cerrándose en el impulso inconsciente de retenerlas. Necesita que todo aquello siga golpeando incansablemente su cerebro para no expresar palabra o gesto que pueda delatarla. Ahoga su gemido con una cálida sonrisa y observa como él forja el camino para marcharse.
Él la olvida. Ella es consciente de su responsabilidad.
1 comentario:
Muy acertada descripcion de una de esos momentos de la vida tan dificiles y tristes. Me apuesto lo que sea a que todos, en algun momento de nuestra existencia, hemos sentido esta misma sensacion.
Afortunadamente, siempre acabas recuperandote y rehaciendote de nuevo!
PD: gracias de nuevo por incluir mi modesta aportacion en tu comentario anterior! :))))
PDD: en el caso que tu "Historia triste" sea real, animos!
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