Este fin de semana unas amigas me arrastraron a Petra (un pueblo de Mallorca) para una noche de "chicas solas", flirteo y cachondeo.
Como buena palmesana con novio me asusté mucho ante la noticia de nuestros planes de juerga, no solo por el hecho de ir a un lugar de ligoteo (puesto que mi cara de mala leche y mi cinturón de castidad los mantienen alejados), sino por el hecho de salir de Palma para ir de fiesta a un pueblo totalmente desconocido.
Uno de los problemas que tenemos algunos palmesanos es que, a pesar de vivir en una pequeña y cutre isla, hemos visto tan poco de ella que somos capaces de descubrir pueblos que jamás habíamos visitado a los veintitantos años. Será eso de no tener coche y un servicio de transportes pésimo.
Fue una noche extraña, creo que entre niebla y niebla entramos en Silent Hill y no nos dimos ni cuenta, ya que había veces en que la niebla que cubría la carretera era tan espesa que no me hubiera extrañado ver aparecer a un ente mutante con una pirámide en la cabeza y, no es por ofender a los Petranianos (pero viendo el estado de la carretera y las pocas farolas que había en el pueblo) llegué a imaginarme que el local al que íbamos iba a ser un antro iluminado con antorchas y cromañones tocando los timbales... Por suerte estaba equivocada y el antro (que resultó ser un pub) estaba en bastante buen estado y, aunque hubiese preferido el tambor cromañón antes que a Shakira y a Bisbal, el alcohol era barato y la cerveza Budweiser.
Como buena palmesana con novio me asusté mucho ante la noticia de nuestros planes de juerga, no solo por el hecho de ir a un lugar de ligoteo (puesto que mi cara de mala leche y mi cinturón de castidad los mantienen alejados), sino por el hecho de salir de Palma para ir de fiesta a un pueblo totalmente desconocido.
Uno de los problemas que tenemos algunos palmesanos es que, a pesar de vivir en una pequeña y cutre isla, hemos visto tan poco de ella que somos capaces de descubrir pueblos que jamás habíamos visitado a los veintitantos años. Será eso de no tener coche y un servicio de transportes pésimo.
Fue una noche extraña, creo que entre niebla y niebla entramos en Silent Hill y no nos dimos ni cuenta, ya que había veces en que la niebla que cubría la carretera era tan espesa que no me hubiera extrañado ver aparecer a un ente mutante con una pirámide en la cabeza y, no es por ofender a los Petranianos (pero viendo el estado de la carretera y las pocas farolas que había en el pueblo) llegué a imaginarme que el local al que íbamos iba a ser un antro iluminado con antorchas y cromañones tocando los timbales... Por suerte estaba equivocada y el antro (que resultó ser un pub) estaba en bastante buen estado y, aunque hubiese preferido el tambor cromañón antes que a Shakira y a Bisbal, el alcohol era barato y la cerveza Budweiser.
2 comentarios:
Interesantes links, me aseguraré de que mis jóvenes y ligonas amigas lo lean antes de volver a cruzar toda Mallorca en busca de un buen mozo x'D
L’art de la seducció és molt més interessant que l’art de la programació però també és molt més arriscada. Malgrat els seus fruits són inmensament més agradables per alguns ens és un camp completament desconegut. Espero que no se m’hagi passat l’arrós ^_^
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