A veces pienso que mi vida podría ser perfectamente una obra de teatro. Las situaciones, los diálogos y la misteriosa banda sonora que suena de fondo me dan razones suficientes para pensar que estoy atrapada en un universo teatral paralelo.
Los sucesos que acaecen a mi alrededor son tan extraños, tan abstractos, que en su sentido cómico Jardiel Poncela se estaría frotando las manos y, en sentido dramático Ibsen estaría montando toda una fiesta.
Respecto a los excelentes diálogos de los que soy partícipe... La verdad es que me asustan, porque la espontaneidad de los actores y la ironía que hay en ellos es realmente asombrosa y, en algunos momentos, totalmente anormal. Muchos críticos teatrales disfrutarían de los personajes y de las pequeñas discusiones y reflexiones que hay en sus fluctuantes vidas, de la extraña evolución de los protagonistas que cambian de papel en la historia como si el azar estuviera jugando a los dados con ellos.
Y... la banda sonora... ¿Por qué me persigue un saxofonista? No lo entiendo, vaya a dónde vaya acabo oyendo su dulce melodía. Lo preocupante es que aún no le he visto, ¿me lo estaré imaginando? ¿Será todo un delirio esquizoide?
Lo dicho: un día de estos tengo que grabar todas mis conversaciones y, con ellas, hacer una obra de teatro.
Seguro que tiene un éxito mundial.
Los sucesos que acaecen a mi alrededor son tan extraños, tan abstractos, que en su sentido cómico Jardiel Poncela se estaría frotando las manos y, en sentido dramático Ibsen estaría montando toda una fiesta.
Respecto a los excelentes diálogos de los que soy partícipe... La verdad es que me asustan, porque la espontaneidad de los actores y la ironía que hay en ellos es realmente asombrosa y, en algunos momentos, totalmente anormal. Muchos críticos teatrales disfrutarían de los personajes y de las pequeñas discusiones y reflexiones que hay en sus fluctuantes vidas, de la extraña evolución de los protagonistas que cambian de papel en la historia como si el azar estuviera jugando a los dados con ellos.
Y... la banda sonora... ¿Por qué me persigue un saxofonista? No lo entiendo, vaya a dónde vaya acabo oyendo su dulce melodía. Lo preocupante es que aún no le he visto, ¿me lo estaré imaginando? ¿Será todo un delirio esquizoide?
Lo dicho: un día de estos tengo que grabar todas mis conversaciones y, con ellas, hacer una obra de teatro.
Seguro que tiene un éxito mundial.
2 comentarios:
Com a mínim tinc el consol de ser un d’aquests actors esporàdics dins la teva tragicomèdia ^_^
Muchas gracias por la referencia a mi abuelo. Un saludo.
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