Ibiza fue en los años 60 un punto de referencia para la cultura hippie, dónde se vivía acorde a los ideales de este movimiento contracultural surgido en EEUU por el rechazo a la guerra de Vietnam. Más tarde se volvió el punto de encuentro de los juerguistas de toda España y parte del mundo. Sus discotecas y su ambiente fiestero en verano (puesto que en invierno gran parte de las discotecas están cerradas) han sido el gran reclamo de todos aquellos a los que les apetezca desfasarse y pasárselo bien en sus vacaciones. Pero no os preocupéis, en Ibiza aún quedan hippies.
Mi viaje, más que una escapada para emborracharme y morir en una cuneta por exceso de alcohol en sangre, fue para salir de la rutina habitual y pasar unos cuantos días con unos amigos a los que desde hacía algo no les dedicaba el suficiente tiempo. Dos días de relax y cachondeo en grupo que no olvidaré nunca.
El ambiente de Ibiza en primavera es agradable, es una época del año que se encuentra en un punto de equilibrio entre el invierno y el verano; es decir, hay cosas cerradas y cosas abiertas... así que vayas a dónde vayas siempre estará la emoción de encontrarte la tienda, bar o discoteca cerrada y que te quedes repentinamente sin planes.
El paisaje precioso y por el día el ambiente es cálido y agradable, una verdadera delicia. ¿La marcha? Desconocida aún por mi grupo, puesto que acabamos emborrachándonos en casa.
En esa pequeña isla del Archipiélago Balear hay dos tipos predominantes de personas: Los fiesteros, cuya ropa y complementos se venden a precios desorbitados en tiendas que portan el nombre de las más famosas discotecas de la isla; y los hippies, a los cuales puedes encontrar cada sábado en el Mercadillo de Las Dalias (donde venden manualidades y frusilerías varias) en Sant Carles.
Ahora debemos plantearnos la realidad sobre la evolución de la cultura hippiesca en Ibiza:
¿Cuánto cuesta ser hippie?
La respuesta es fácil: Un riñón.
Ser hippie es caro, no sólo por el presupuesto invertido en semillas de maría y costo. Sino que también porque ese estilo de vida se ha comercializado y, actualmente, todo lo hippie se vende como un souvenir de recuerdo de la isla. Así que, cuando vas al mercadillo de Las Dalias, puedes abrir los ojos y darte cuenta de que aquellos jóvenes que luchaban contra las tendencias materialistas de la sociedad para proclamar "la paz y el amor libre" han evolucionado hacia un tipo de empresario de aspecto poco convencional que vende manualidades de fábrica a precio de oro garantizando al comprador que ha sido hecho por un "verdadero" hippie de pelo largo, de esos que salen en las películas, mientras comprueban la hora de cierre de negocio en un bonito y caro reloj.
Sí, es verdad, los hippies también tienen derecho a tener un buen sueldo, una buena casa y un buen hermoso coche mientras proclaman unas creencias que niegan la necesidad de esos objetos adquiridos en un mundo de avaricia, sobreexplotación y consumismo. Los hippies tienen derecho a parecer hippies y no serlo... Digamos que es la imagen comercial... ¿O seré yo que los estereotipo demasiado?
¿Dónde están los bohemios con los que soñaba? ¿Las mujeres de pelo largo y lacio vestidas con coloridos harapos hechos por ellas mismas y complementadas con flores y símbolos de paz? ¿Los guitarristas que componían canciones de bellos ideales en la playa?
¿Dónde están mis tan soñados hippies?
... ¿En el recuerdo?
2 comentarios:
Pues tienes razon..la verdadera idea hippy se fue por el caño y todo ese comercio se volvio mierda
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