Como muchos sabréis este domingo fueron las elecciones locales, autonómicas y, según la zona, de las "consellerías" en España.
No sé si será igual en todo el mundo (olvidemos las dictaduras) pero aquí, cuando hay elecciones, se selecciona aleatoriamente a un pequeño número de pobres y desgraciados ciudadanos. Estos Espartanos modernos deberán estar de ocho de la mañana hasta las tantas de la noche salvaguardando la democracia y protegiendo con su vida las urnas. Tres valientes ciudadanos por mesa electoral, rodeados de impacientes representantes de los partidos políticos que, sedientos de poder y sangre, les acechan desde sus sillas. Una imagen dantesca que aterroriza a muchos.
Este alto peligro de muerte explica de sobras que todo el mundo rece para que no le obliguen a ir a pasar el día sentadito tachando personas y comprobando DNIs... El gobierno, ante la negativa del pueblo, lo hace a sorteo, con recompensa de 80€ y bajo amenaza. Si huyes: multa y cárcel de fines de semana (y nos quejamos, si lo viera Vlad Tepes...).
Pero aunque todo el mundo desee librarse de esa dura carga hay gente, ansiosa de poder material y de dinero, que rechaza esas horas de libertad por unos cuantos euros. ¿Un ejemplo?
Una servidora.
El domingo trabajé de encuestadora en un sondeo de predicción de datos para la televisión (mediante estadísticas predecían quién tenía más posibilidades de ser el ganador). Así que si cada día se aprende algo nuevo... los domingos se aprende toda una lección:
Primero aprendí a sacar información muy privada a completos desconocidos: La primera parte del trabajo constaba en preguntar a los votantes a quién habían votado. Ocho horas de persona entrometida dan para mucho, sobre todo para una mejora del carisma, la sonrisa falsa ante según que respuestas y el entrenamiento de estrategias para caer simpática a la gente a primera vista. Una fuente de conocimientos inagotable.
Mi segundo aprendizaje fue sociológico. Vi cosas que nunca había visto y oí cosas que nunca había oído... Hasta ese día pensaba que la frase de "si Franco levantase la cabeza..." la había inventado RTVE para alguna película de Cine de Barrio... Pero no, se usa de verdad: Hay gente que vive estancada en el Franquismo y se siente orgullosa de ello. Seguro que se van felices a la cama pensando "soy guay, tengo ideales políticos"... Y claro, como buena trabajadora: sonrisa amable y a tragar tonterías. Paciencia, paciencia.
Experimenté intentos de soborno, con cigarrillos y frutas, de los representantes políticos. Amables personitas que deseaban saber más o menos cómo iban los votos, si iban muy mal o muy bien. Casi llego a pensar que su amabilidad era desinteresada.
También aprendí que no me debo fiar de la gente. En mis encuestas salía que el PSOE iba a ganar por gran goleada, sin embargo, ganó el PP casi con mayoría absoluta... ¿Por qué? ¿Le preguntaba solo a los que tenían cara de ser de centro-izquierda? Pues no, simplemente porque los que votaron al PP son los que se negaron a contestarme (porque le pregunté a todo el mundo). Hoy en día se ve mejor o peor ser de un partido político u otro... ¡Cómo si me importasen sus ideales políticos!
Y para terminar mi proceso de aprendizaje: vi en vivo y en directo el recuento de votos (todo ciudadano tiene derecho a estar dentro de la sala cuando se cuentan los votos). Uno a uno los iban mostrando a la gente de la sala para evitar cualquier sospecha de engaño mientras que los asistentes rellenaban plantillas de cuadritos... En una ocasión estuve a punto de gritar BINGO, pero quizá no hubiera sido de buena educación.
Trabajar cansa, pero a veces puede resultar divertido.
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