No son mis Maravillas

La gran pirámide de Keops ha sido desbancada en la lista de las "Siete Nuevas Maravillas del Mundo". Una desgracia que después de tanto tiempo la humanidad decida que esta Maravilla antigua sea eclipsada por obras más modernas.

El muchimillonario Weber abrió una votación vía Internet y móvil sobre cuáles debían ser las construcciones que serían consideradas las Nuevas Siete Maravillas del Mundo Moderno, comprensible teniendo en cuenta el gran empuje turístico que puede proporcionarle a un país albergar una de esas míticas construcciones y la pérdida cultural que ha supuesto la desaparición de las anteriores (¿Quién no ha soñado ninguna vez con los Jardines colgantes de la Babilonia?). Es de entender que los símbolos emblemáticos de cada país se disputen con ahínco un puesto en ese ránquing, al fin y al cabo pertenecer a él supone publicidad y turismo.

¿El problema? Para empezar que se substituya la única que aún puede observarse (Las pirámides de Giza) por otra. Tanto tiempo sobre el podium y caer sin más en el olvido. Es bastante cruel e ilógico. ¿Por qué a algo tan hermoso se le da la espalda? No tiene sentido que bajo el pretexto de cambiar las desaparecidas por obras aún existentes se substituya también a la única que queda, a la superviviente del paso del tiempo. ¿Quiénes somos nosotros para desbancar una leyenda?

A parte han surgido otras muchas críticas sobre la iniciativa de este multimillonario de coronar otras siete grandes obras como las Nuevas Siete Maravillas. Para empezar los intereses monetarios que han impulsado esta votación, el dinero ganado vía mensajes y móvil. Weber se defiende argumentando que todas las ganancias se destinarán a la conservación del patrimonio mundial y a la restauración de monumentos. Un destino noble al menos.

Además la UNESCO se niega a aceptar la rara "democracia" mundial en la que miles de personas sin internet ni móvil se han visto marginados. Cómo si al ser pobres tampoco formasen parte de este mundo.
Es triste darse cuenta de que si no dispones de las nuevas tecnologías estás indudablemente fuera del censo mundial. Cómo si el móvil e internet fueran una especie de "DMI" (Documento Mundial de Identidad) que te diera algo de peso en el mundo. El resto de personas, los pobres y tercermundistas, tan sólo son proyecciones etéreas sobre la realidad cuya opinión no tiene relevancia... Para nosotros, los ricos y acomodados, tan sólo son sombras que de vez en cuando asoman por nuestra conciencia gracias a algún anuncio televisivo de alguna ONG.

Otros, a parte, se preguntan si se puede considerar Maravilla a una obra seleccionada por criterios sentimentales, no por su valor artístico real y se preguntan si los votantes tienen los conocimientos artísticos necesarios para considerar mejor una obra que otra. También se preguntan por qué la lista de candidatos no daba como opción muchas otras obras dignas de mención. Las más famosas no tienen por qué ser las más hermosas, ni las de valor artístico más alto, en eso estamos todos de acuerdo.

Se queje quién se queje lo que cuenta, al fin y al cabo, es la popularidad que este proyecto tenga en la sociedad. Si este hecho, esta elección, queda marcada en la memoria colectiva ya podrá quejarse Dios y su séquito de santas albóndigas, porque al fin y al cabo lo que quedará en el recuerdo, lo que pasará de generación en generación, será lo que nosotros hayamos decidido.

¿Lo aceptaremos así tal cual entonces? Será por mi manía de ser cabezota y llevarle la contraria al resto del mundo, pero me quedo con la decisión de la UNESCO.